Ya le decía el canónigo a don Quijote (I, XLIX) que «en lo de que hubo Cid no hay duda, ni menos Bernardo del Carpio; pero de que hicieron las hazañas que dicen creo que la hay muy grande». De hecho hoy se duda de la existencia de Bernardo del Carpio y, aunque no de la del Campeador, sigue en pie la diferencia que hay de sus hechos a lo que ha pasado a la leyenda.
En primer lugar su nacimiento. No se sabe a ciencia cierta cuándo fue (lo más que se puede decir es que lo hizo a mediados del siglo XI) ni dónde. Pese a que la tradición insiste en que vio la luz en el lugar de Vivar, cerca de Burgos, lo cierto es que no hay testimonio alguno que confirme ese hecho. Otra creencia común es que fue un infanzón castellano, es decir, perteneciente a la más baja nobleza, y que el valor de su brazo lo encumbró, generando en el camino la envidia de la alta nobleza castellana y sobre todo leonesa. Esta es, en parte, la imagen que transmite el Cantar de mio Cid, la obra cumbre de la épica española, datada hacia 1200.
Pero la realidad fue diferente. Provenía uno de los más altos linajes de Castilla por vía materna; y por la rama varonil heredó un patrimonio considerable, solo al alcance de los grandes señores castellanos. Aunque su abuelo paterno (que aún no sabemos quien fue) no hubiera sido noble de gran prosapia, lo cierto es que su padre dominaba extensas propiedades y, eso sí, incluía zonas cercanas a Burgos. Que Rodrigo Díaz perteneció a la aristocracia castellana lo demuestra el hecho de que muy joven entró a servir como armiger regis (algo así como un escudero) del futuro Sancho II de Castilla. Y una vez muerto este en el cerco de Zamora, es sucedido por Alfonso VI de León y Castilla, con el que también el Campeador desempeñó importantes funciones, como la de ser procurador (quizá también juez) en varias causas judiciales o comisionado ante el rey de la Taifa de Sevilla y gran poeta andalusí Almutamid para cobrarle las parias.
No tenemos ninguna constancia de que la enemiga contra el Cid provenga de malos mestureros, de la envidia del importante magnate García Ordóñez y mucho menos de la difundidísima Jura de Santa Gadea, mito del siglo XIII que tuvo gran éxito y extendería posteriormente el romancero, pero que no existió. Lo más probable es que el Campeador sufriera la ira regia (una figura jurídica de la época que conllevaba el destierro) porque asoló tierras del protectorado toledano de Alfonso VI y esa acción comprometía gravemente la estrategia del monarca de León y Castilla, que por entonces usaba como títere al reyezuelo al-Qadir.
Y para no aburrir más dejamos aquí las leyendas del campeador con una imagen de su firma autógrafa ego ruderico y la promesa de escribir un serial sobre el Cid de la Historia y sus falsificaciones legendarias.
Si vas a iniciar una serie de artículos sobre el Cid, me tendrás de lector asiduo, porque la figura de Rodrigo Díaz siempre me ha interesado y he trabajado con bastante bibliografía. Fundamentalmente, Menéndez Pidal, quien hace una gran labor por establecer las diferencias entre el Cid legendario y el real, con alguna consideración algo desfasada, pero con una agudeza crítica descomunal. Bueno, no voy a descubrir ahora a Pidal. Te recomiendo también una de las últimas obras de su nieto, Diego Catalán que, por cierto, se ha colgado gratuitamente en Internet. Hago una referencia a ambos en mi bitácora:
ResponderEliminarhttp://cesotodoydejemefb.blogspot.com/2009/03/don-ramon-menendez-pidal.html
http://cesotodoydejemefb.blogspot.com/2009/06/10-el-nuevo-mester-el-blog-de-diego.html
Saludos.
Muy interesante el libro de Diego Catalán, que leeré. No prometo, de todos modos, demasiada regularidad en mi repaso a la figura del Rodrigo Díaz histórico. Si te diré que estoy más cerca de la visión de Alberto Montaner Frutos que de la de don Ramón Menéndez Pidal. No en vano ha pasado el tiempo. De todos modos, a Diego Catalán, dignísimo heredero de su línea de pensamiento, hay que tenerlo en cuenta siempre. También te digo que mi idea es centrarme en la figura histórica y no en la literaria, pero de las dos cosas habrá, si mi pereza no lo impide. Un saludo cordial.
ResponderEliminarFascinante para mí, o sea que eso de "para no aburrir más" no lo entiendo. Será por deformación filológica pero entrar en esos pequeños detalles me resulta realmente interesante. Te leo y aprendo, ya ves...
ResponderEliminar¡Hola! No sabía que tenías este blog, voy a tener que darle las gracias al Feisbuc por eso :)
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Bienvenido! Yo tampoco le veía al Feisbuc mucha utilidad al principio; pero poco a poco le voy cogiendo el gusto. El blog es reciente, así que es normal que no lo conocieras. Dice Tamorlán que abrirse un blog es síntoma de agonía wikipedista, y seguramente tiene razón. Veremos.
ResponderEliminarLes protestants de France (2015) dirigida por Valérie Manns. Su deseo de encontrar un camino para el regreso a la pureza del cristianismo les valió persecuciones, no siendo plenamente reconocidos hasta finales del siglo XIX. Narra su evolución ideológica a través de sus personajes destacados, desde Theodore de Bèze, te https://symcdata.info/conquista-de-mexico/
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